La fotografía morirá por una sobredosis de imágenes por Claude Bussac | CATAKO
18207
post-template-default,single,single-post,postid-18207,single-format-standard,theme-bridge,bridge-core-2.3.5,woocommerce-no-js,ajax_fade,page_not_loaded,,hide_top_bar_on_mobile_header,qode-overridden-elementors-fonts,columns-3,qode-theme-ver-22.1,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.2.0,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-15492

La fotografía morirá por una sobredosis de imágenes por Claude Bussac

La fotografía morirá por una sobredosis de imágenes por Claude Bussac

Claude Bussac | Directora de PHotoESPAÑA

La fotografía morirá por una sobredosis de imágenes: esta frase, que encabeza la viñeta que El Roto ha querido dedicarle a PHE, ilustra a la perfección una de las perspectivas – en forma de predicción o de temor – que rodean a la fotografía en nuestros días.

Tras 25 años de festival, en este 25+1 queremos, precisamente, reflexionar sobre el futuro de la fotografía. Por eso hemos pedido a ocho profesionales – comisarios, fotógrafos y directores de instituciones – que nos ofrezcan su visión sobre el asunto. Cada uno de ellos nos ha mandado un texto con sus aportaciones a un debate urgente pero que reclama, al mismo tiempo, una reflexión colectiva y pausada.

En esta serie de textos, que iremos publicando en la web de PHE, se repiten aún desde enfoques muy diversos algunos temas centrales.

Uno de ellos es, por supuesto, el papel de la IA, cuya fulminante aparición y difusión no puede ser ignorada: se abordará aquí desde el aspecto más práctico – su regulación y su empleo en medios de comunicación y documentación histórica en tiempos de posverdad, así como la problemática en torno a la autoría que genera una tecnología que se alimenta, a menudo de forma indiscriminada, del trabajo de otros- hasta la reflexión en torno a sus límites – ¿podemos siquiera llamar fotografía a imágenes generadas sin cámara ni objetivo? – pero también de sus potencialidades – como la de crear imágenes necesarias pero inexistentes por un contexto histórico de censura –.

Esto lleva, inevitablemente, a una serie de preguntas más amplias en torno a la función que cumple la fotografía: como documentación o creación de belleza, como búsqueda y producción de sentido sobre el mundo, como herramienta de transformación social, como forma de expresión de la experiencia vital y los anhelos, desde la defensa de su vigencia e importancia, pero también desde la autocrítica – la falta de diversidad en el medio, por ejemplo, y el llamamiento a crear espacios plurales y dar plataformas a voces divergentes-.

El diagnóstico y las conclusiones son a menudo muy distintas: hay quien defiende que la fotografía seguirá cumpliendo, al margen del momento histórico, la misma misión que ha cumplido desde sus orígenes, la de enfrentarse al presente. Hay quien decreta que el futuro de la fotografía pasa irremediablemente por una transformación en su función – cuando un medio de comunicación pierde su función social se convierte en arte y la fotografía debe replegarse en este sentido-. Pero entre estos puntos de vista diversos, veremos como tienen más peso puntos comunes: un consenso a la hora de asumir y analizar correctamente el contexto – sería irresponsable negar los cambios tecnológicos y sociales que se producen a un ritmo vertiginoso – y, sobre todo, un compromiso con la defensa de la fotografía como un medio cuya naturaleza escurridiza – marcada precisamente por una historia en la que los cambios han sido la norma – la hace particularmente resistente en su capacidad de transformación, y por lo tanto garantiza su vigencia.

De esta manera, al igual que la fotografía no mató a la literatura, ni el cine a la radio – el actual boom de los podcasts es prueba de ello – hay razones de sobra para creer que la fotografía goza de plena salud y tiene una vida muy larga por delante. Desde el festival compartimos estas conclusiones, y por ello queremos seguir promoviendo la importancia de una alfabetización visual; es más necesario que nunca educar en el lenguaje y cultura visual para desarrollar una lectura crítica y reflexiva sobre lo que miramos, una lectura que parte de reconocer que la ampliación del acceso de los medios fotográficos al conjunto de la sociedad y sus transformaciones en curso no ponen en riesgo su dimensión artística, sino que al contrario tienen la potencialidad de multiplicarla.